La lucha está en el tráfico: Tratados de Libre Comercio (TLCs)

El tema de los Tratados de Libre Comercio (TLCs) es un tema complejo y arduo que en ocasiones tenemos la tentación de ignorar. Sin embargo, esto es un claro error, ya que los TLCs tienen un impacto directo y de una magnitud enorme en nuestras vidas. No tiene sentido hacer campañas de incidencia política dirigidas, digamos, a exigir normativas contra el trabajo infantil, si no tenemos en cuenta los TLCs y hasta qué punto estas normativas serían aplicables a las multinacionales que importan productos a nuestro país.

Una segunda razón para ignorar este tema, más allá de su aridez, es lo difícil que parece hacer algo. El gigantesco poder de las corporaciones nace directamente de la liberalización comercial que se priorizó políticamente después de la Segunda Guerra Mundial. En el ADN de las grandes corporaciones está la trasnacionalidad: necesitan grandes mercados donde comprar materia prima y a quién vender. La Unión Europea, más allá de su objetivo de pacificación, es, ante todo, un enorme mercado único, que además tiene acuerdos comerciales con gran parte del planeta. Es decir, no estamos hablando de discutir sobre un tratado internacional en concreto, sino de la base del sistema económico en el que nos hallamos.

Una tercera cuestión a considerar cuando hablamos de TLCs es también la polémica en torno a los mismos. Por una parte, está la defensa de la liberalización comercial como LA fuente de crecimiento y creación del empleo. Pero, además también desde un punto de vista muy diferente se defiende el comercio internacional como una vía de desarrollo, en este caso a través del comercio justo. Esto podría en ocasiones entrar en colisión con la defensa del consumo de productos de cercanía, como alternativa al consumo de productos importados que generan un gran impacto ambiental.

En todo caso, tenemos claro que es necesario plantar cara al modelo actual de tratados de libre comercio y liberalización comercial, por diversas razones, entre otras:
• Medioambientales: no es sostenible un modelo económico en que lo racional es consumir en España espárragos de Perú y que en Perú se importen de China. Por no hablar del modelo de agricultura que permite estas dinámicas: intensiva, industrializada y altamente contaminante.
• Sociales: cuando la racionalidad económica sólo busca la reducción de costes, el dumping social es inevitable – las empresas llevarán su producción a países con menor protección para las personas trabajadoras, empujando así los derechos de éstas en otros países para atraer empleo.
• Defensa de los Derechos Humanos: en numerosos lugares los intereses de las multinacionales están sosteniendo guerras y violaciones de derechos humanos masivas (el ejemplo paradigmático es el del coltán, en la República Democrática del Congo, pero no el único). El modelo actual de TLCs no hace preguntas sobre con qué y cómo se comercia.

En resumen, los TLCs son la cristalización jurídica de la defensa a ultranza del neoliberalismo más duro, en el que el único beneficio es para las multinacionales y las grandes corporaciones industriales y financieras, en contra de los intereses y derechos de la mayoría de las personas, el medioambiente, y la propia democracia.

Por ello, Ingeniería sin Fronteras Asturias participa en la Plataforma Asturias No a los Tratados de Libre Comercio, y actualmente en las campañas contra el TTIP (el acuerdo comercial que se estaba negociando entre la Unión Europea y EEUU) y contra el CETA (el acuerdo comercial entre la Unión Europea y Canadá, ya aprobado por el Parlamento Europeo).

Estamos convencidas de que para promover una sociedad igualitaria y respetuosa con los derechos de las personas y el medio ambiente es imprescindible replantear el sistema de comercio global. Les persones y el planeta enantes que les multinacionales.

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