La universidad no es una ONG. Esto nos dijo hace muchos años un alto cargo de la Universidad de Oviedo a quien habíamos solicitado financiación para actividades académicas solidarias. Le respondimos que eso era evidente pero que existían demasiados puntos comunes y oportunidades de colaboración para seguir dándose la espalda. La trayectoria de la ONG Ingeniería Sin Fronteras en el campus de Gijón desde 1992 y los más generales cambios producidos en España nos han dado la razón.

En toda universidad se elaboran proyectos para resolver problemas concretos de determinadas entidades y se investiga buscando soluciones de aplicación más general; su actividad formativa transmite los resultados de la investigación y otros conocimientos útiles; y en las universidades también se cuestionan, o deberían cuestionarse, los fines últimos y los resultados de todas las acciones anteriores. Durante un cuarto de siglo, Ingeniería Sin Fronteras ha hecho un poco de todo esto en la Universidad de Oviedo: sus actividades, como las de otras ONG, encajaban de modo natural en los fines universitarios mencionados, enfatizando el aspecto solidario de los mismos. Valgan como ejemplos la promoción de proyectos fin estudios para colectivos desfavorecidos, la colaboración en la asignatura Cooperación Tecnológica para el Desarrollo (la primera de ese tipo en esta universidad, a la que seguirían otras promovidas desde diferentes personas u organizaciones) o las múltiples campañas de sensibilización y denuncia en el campus.

En el ámbito nacional, el Código de Conducta de las Universidades en Materia de Cooperación al Desarrollo, de la Conferencia de Rectores de las Universidades Españolas, se comprometía en 2005 a reconocer académicamente las actividades de cooperación del personal docente e investigador y a favorecer asignaturas y líneas curriculares solidarias. El Real Decreto 1393/2007, pistoletazo de salida formal en España del Plan Bolonia, indicaba que las nuevas carreras deberían tener en cuenta el respeto y promoción de los derechos humanos y los valores de paz.

Posteriores equipos de gobierno anterior de la Universidad de Oviedo comenzaron a adaptarse a esta realidad creando vicerrectorados que incluían en su denominación o funciones palabras como cooperación, desarrollo o solidaridad. Existió, además, un master de gestión de ONG impulsado por gente de ISF Asturias durante 9 ediciones. Y, de nuevo en el campus de Gijón, se organizaron varios cursos de formación para profesoras y profesores sobre la relación entre tecnología y solidaridad, sobre técnicas y contenidos docentes adaptados al enfoque de educación para el desarrollo.

No, las universidades no son ni tienen que ser como las ONG, pero están obligadas a seguir haciendo cosas juntas. La experiencia de ISF Asturias dice que tienen mucho que aprender unas de las otras.
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Puedes leer este artículo de análisis sobre la trayectoria de ISF Asturias en la universidad publicado hace ahora cinco años

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