Asturias y Colombia, una relación de algo más que amistad


El 20 de junio es el Día Mundial de las Personas Refugiadas. No es un día que celebrar, mucho menos con la situación actual que se vive en Europa, en cuyas fronteras se está produciendo un goteo continuo de muertes, por las barreras cada vez más altas que se están poniendo a la entrada de personas demandantes de asilo y refugio.

Es más bien un día de denuncia frente a los gobiernos, que ante semejante crisis no encuentran más respuesta que dificultar la entrada de estas personas, en lugar de ofrecerles el refugio necesario. Pero también de alerta a una sociedad que no debe permitir que sea el miedo populista el que esté ganando la batalla, en lugar de la solidaridad con  personas que se encuentran en situaciones de extrema violencia o pobreza, a los que tenemos una obligación de acoger.

El problema de las personas refugiadas no sin embargo es una cuestión nueva en Asturias. Desde hace 17 años el Programa Asturiano de Derechos Humanos viene organizando la acogida de personas refugiadas de Colombia que se encuentran amenazadas. Se establecen en Asturias durante varios meses, retornando luego a su país. En Colombia se vive un conflicto militar interno desde hace 50 años que arrastra numerosas víctimas, y aunque se está caminando hacia la paz, las causas de la violencia e injusticia en que vive cada día allí no están resueltas.

A lo largo de este mes iremos repasando la colaboración de ISF Asturias con el Programa, ahondando en la causa que empuja la existencia de este Programa: el conflicto interno de Colombia. La acogida de las personas refugiadas es necesaria, obligada, pero no es suficiente. Debemos trabajar para que desaparezcan las fuentes de violencia e injusticia que obligan a personas a huir de su país, pues tienen derecho a una vida en paz.

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